El Silencio y La Palabra narra en primera persona el testimonio vital de tres núcleos familiares donde las huellas de la guerra, tanto las físicas como las psicológicas, no se han borrado, sino que siguen presentes.
A través de ellos conoceremos las diferentes caras del violento conflicto que El Salvador vivió y padeció durante más de 10 años y que todavía hoy continúa siendo un episodio oculto para la mayoría de salvadoreños.
Los 600 civiles asesinados en la masacre de Sumpul, los 900 campesinos exterminados en la masacre del Mozote, los miles de desplazados por los operativos militares en Chalatenango, Cabañas y Morazán y los centenares de niños desaparecidos durante el conflicto armado son crímenes injustificables que han sido silenciados por el ejército y por el estado durante años. Aun hoy siguen impunes. Los culpables no han sido castigados y los daños no han sido resarcidos.
Es fundamental para cualquier ser humano conocer sus raíces y sus historias, ya que son componentes transcendentales de nuestra identidad, de quienes somos y de quien llegaremos a ser. La única manera de curar estas heridas y comenzar una nueva vida es conocer la verdad.
Sinopsis
El Silencio y La Palabra narra en primera persona el testimonio vital de tres núcleos familiares donde las huellas de la guerra, tanto las físicas como las psicológicas, no se han borrado, sino que siguen presentes.
A través de ellos conoceremos las diferentes caras del violento conflicto que El Salvador vivió y padeció durante más de 10 años y que todavía hoy continúa siendo un episodio oculto para la mayoría de salvadoreños.
Los 600 civiles asesinados en la masacre de Sumpul, los 900 campesinos exterminados en la masacre del Mozote, los miles de desplazados por los operativos militares en Chalatenango, Cabañas y Morazán y los centenares de niños desaparecidos durante el conflicto armado son crímenes injustificables que han sido silenciados por el ejército y por el estado durante años. Aun hoy siguen impunes. Los culpables no han sido castigados y los daños no han sido resarcidos.
Es fundamental para cualquier ser humano conocer sus raíces y sus historias, ya que son componentes transcendentales de nuestra identidad, de quienes somos y de quien llegaremos a ser. La única manera de curar estas heridas y comenzar una nueva vida es conocer la verdad.